lunes, 14 de junio de 2010

Hace ya tanto tiempo, Sniper Hunter, el relato


Han pasado muchos años ya.
Lo que ahora cuente ya no tendrá consecuencias, ni siquiera para mi. Poco pueden hacerme ya, refugiado como estoy en mi silla de ruedas.

Corría el año 2010, recibimos un encargo, un trabajo pagado, muy bien pagado y como siempre en estos casos, con poca y dudosa información.

Nos dijeron poco: sois los escogidos, solo dos hombres, no hay lugar para una unidad más grande. Propusimos ir una escuadra, cuatro hombres por el precio de dos.
NO, fue la respuesta

Ante el inmenso montón de dólares, junto con un compañero –del que solo voy a dar un nombre falso: Capitan John, por ejemplo – aceptamos el encargo.

Nunca pensé contar esta operación, nunca tuve interés ni tiempo, pero ahora, postrado en mi asiento de dos ruedas, todo me sobra…incluso la memoria para recordar los detalles.

Los políticos no son muy originales, el nombre acordado para la operación era sumamente clarificador: SNIPER HUNTER II.

Nos trasladaron a lo que siempre he pensado que era una zona montañosa de la cordillera de Afganistán. Las instrucciones precisas:
-->Encontrar contacto durante la noche.
-->Recibir información acerca de campamento enemigo.
-->Eliminar Comandante ruso.
-->Extracción y a casa.

Empezamos con suerte, nuestro inserción tuvo lugar muy cerca del lugar donde aterrizó el paquete con nuestras armas, mi estupendo Remington 770 VSR y una cochanbrosa AK para mi Spoter.. Su magnifico M16 PTW sencillamente dejó de funcionar durante la primera noche de espera en el campamento, maldijo en silencio el dinero invertido en su preciosa arma.
Recogimos las réplicas y sencillamente pasamos desapercibidos entre la maleza, fue quizás el momento más duro: 6 horas tumbados al sol, a la espera, escuchando a las patrullas, comiendo en cortos intervalos, bebiendo a sorbos de nuestras escasas reservas de líquido, orinando tumbados para no delatar nuestra silueta….a solo unos cientos de metros de un puesto enemigo.

El sol se ocultó, salimos de caza. Rastreamos los caminos, agazapados, observando, en silencio, avanzando poco a poco. Eran ya las 2 de la madrugada –más o menos, puede que mi vieja memoria me traicione- encontramos al enlace….hombre de montaña con ganas de hablar: ¡Dame el mapa y calla cabrón! Con el cañon de mi Dessert Eagle a pocos centímetros de la cabeza….dejó su jerga y nos entregó el mapa.

Traslado a las inmediaciones del campamento….frío, mucho frío, Tirador y Spoter agotados y muertos de frío…el equipo pesa, no tenemos cobertura, solo nuestros Ghillies y el calor de la sangre. Localizamos a dos mercenarios, también van armados con rifles ¿Qué hacen aquí? Desde luego no son rusos, no son hombres de nuestro objetivo Sirkal Pragat deben de estar aquí para lo mismo que nosotros.
No son nuestro objetivo. Los tenemos a menos de cinco metros, No son nuestro objetivo. Nada de disparos, no hay que delatar la posición, No son nuestro objetivo.
Ellos si nos ven, se topan con nosotros…fuego por ambas partes…cada uno por su lado. -Nos cuesta una tarjeta de vida a cada uno-

El campamento a 300 metros aproximadamente, más de 3 horas para aproximarnos. Yo en cabeza, sin levantarnos, arrastras, solo arrastras, pegados al terreno.
Mi Spoter a 30 metros por detrás, asegurando la posición, garantizando la salida, fiel a mi estela, sin separarse ni un solo metro más de lo acordado.

No veo a Sirkal, solo su cabeza. Me aproximo más, solo un poco más me digo. Oigo disparos, han descubierto al otro binomio, les cuesta caro, acaban tirados como trofeo en el campamento ruso.
El enemigo se relaja, 70 metros, hago mi primer disparo…silencioso, pero no mortal. Hemos elegido mal el rumbo de aproximación, el sol de cara, no veo, no puedo ajustar el tiro. Más metros a rastras, poco a poco, muy lento, hay tiempo.

Varios disparos más, cinco en total, el quinto –a 50 metros aproximadamente- trae la muerte, Sirkal cae con el cuello atravesado de lado a lado.
Confusión no hay vigilancia, registro su tienda, encuentro un mapa, marca el único punto de extracción posible, oculto en la maleza, lejos, muy lejos de la colina donde estamos.

Hay que darse prisa, ahora si. La misión está cumplida, solo un rió, varios desniveles y un fuerte contingente ruso nos separan del hogar. Hay que pensar y rápido. Son las 12h. A las 13, 30h llega nuestro transporte que no espera, es seguro que no espera.

La peor decisión: Salir por el terreno más abrupto. Cruzamos el río, no nos detectan.
Comenzamos a bordear al montaña, todo de ladera, la vegetación nos supera en altura, el agotamiento se hace patente, me detengo, no puedo seguir.

Mi Spoter toma el mando. Fuera Guillie, beber agua, algo de alimento, unos minutos de descanso. Son órdenes, no sugerencias. Bajo la pintura facial mi piel está blanca, mis piernas no soportan el equipo, tengo espinas en todo el cuerpo, no las noto.

Hay que seguir, despacio, muy despacio. El Gps marca 300 metros para terminar el ascenso. En línea recta solo 80 metros, estamos casi debajo del campamento enemigo.
No importa, ya no podemos más, mejor entregarse que morir abrasados por el sol, sin alimento ni líquidos.
Salimos en línea recta, 50 metros al norte del campamento enemigo…ríen, ¿Borrachos quizás? ¿Qué celebran si Sirkal ha caido?
Agotados cruzamos un camino, al paso ligero…dos hombres agotados, lentos muy lentos.
Nuestra defensa cae, no nos fijamos en los detalles, nos ciega el punto de extracción, solo unos pasos más, 100 miserables metros, solo 100 miserables pasos.
Una patrulla nos detecta, nosotros a ellos no.
Les ciega el odio, nos dejan seguir, nos quieren abatir en la explanada, junto a nuestro transporte, les ciega el odio y la avaricia.

Hemos llegado, bengala roja sobre un blindado abandonado. El aire nos ayuda, el humo no sube, se arrastra…igual que nosotros durante las últimas 12 horas, siempre a rastras, siempre pegados al suelo.
El enemigo no ve el humo, nuestro transporte si, nos sacan, nos sacan, hemos ganado, hemos ganado, adiós putos rusos…desde el helicóptero vemos las caras de la patrulla enemiga, ni siquiera disparan, solo miran incrédulos como su caza se escapa, como nuestro transporte vuela raudo a casa.
En el campo, Sirkal riega la tierra de su amada patria con toda su sangre, nuestros enemigos no saben que ha pasado, no han podido vernos más que unos segundos durante la marcha final, no saben donde hemos estado, no saben por donde hemos llegado…Sniper Hunter, el mejor y más duro evento vivido hasta hoy.Nos trajimos sudor, espinas, cansancio, un parche y una estupenda figura.

Nos dejamos la piel y nuestro agradecimiento a quien nos invitó -Caballero Shinobi al que un duro golpe arrebató la oportunidad de asistir y que aún así, estuvo con nosotros pues lo llevamos en el corazón bajo cada espino y cada arbusto.
También nuestro agradecimiento a la organización, los Red Dragons y al resto de participantes. Honor, mucho honor repartido en el campo durante los dos días de partida.

Nunca podrán las palabras transmitir la sensación vivida, que gran evento esta Sniper Hunter II, que gran evento.

John y Georgius,
spoter y tirador respectivamente para esta ocasión.