A los pocos valientes que leen este humilde blog. . .
No sé si fuimos Coreanos del Norte o del Sur, pero yo -este que escribe -lo va a contar (sin motivo, por capricho) como siervo de Kim Ethan Hunt. ¡Así lo vivió el Tercio y así lo cuenta este vuestro servidor!
Y hasta la Ironman 5, rogando a la diosa fortuna para poder estar.
“Hemos caído en nuestro propio
orgullo, nuestra nación se va a desmoronar si
o si. Tantos años de sacrificio por nuestro líder y en la hora
definitiva, ante la oportunidad de demostrar al mundo que están equivocados,
todo se ha venido abajo.
Somos –éramos- una sola idea, un
solo cuerpo, millones de hijos del pueblo dispuestos a darlo todo por él. Y en
las montañas, ante un enemigo fuerte –al que siempre creímos débil- nuestro
pueblo ha sucumbido.
Escribo esto, temblando en mitad
de ese infierno verde, sin moral y con mis creencias destrozadas. Formamos
parte de un grupo de ejército de élite pero tras los primeros encuentros con
los perros de occidente nuestros oficiales ¡han salido corriendo!, nuestros
comisarios ¡han permanecido en los búnkeres! Y nosotros, los hijos del pueblo,
los bien amados hijos del líder hemos sido masacrados.
Todo comenzó bien, casi bien.
Nos desplegaron –creo que fue
ayer- en mitad de la noche, con las coordenadas de inserción precisas y junto
con otro grupo de élite. El objetivo era claro y sencillo: reagrupar fuerzas
con un tercer grupo y detectar presencia enemiga. Fuimos trasladados en un cómodo transporte,
nos integramos con el resto de tropas y comenzó el caos.
Los oficiales al mando no tenían
las mismas coordenadas. Mientras que el objetivo se marcaba a 40 metros de
nuestra posición (según coordenadas del navegador de mi comando) los otros
oficiales manejaban datos de entre 800 y 2000 metros. . . ¡y hablaban y se
comportaban como si estuviéramos en una de nuestras reuniones en el local de
los hijos del pueblo! Discutiendo, en mitad del despliegue, ¡a voces!
Se comenzó una patrulla con visores
nocturnos, camino arriba camino abajo para finalmente encontrar a los perros
capitalistas a esos 40 metros iniciales. Por supuesto, esperándonos y
perfectamente atrincherados en un ferreo cinturón alrededor de una gran
construcción de montaña.
Asalto frontal, bajas
innumerables. . .Nuestro comando flanqueó la posición por el talud y
conseguimos no solo eliminar los nidos enemigos de esa zona si no también
distraer las defensas frontales. Granadas sobre la posición enemiga, fuego en cortas
ráfagas y en cuestión de 60 interminables minutos tomamos la posición.
En nuestro comando una sola baja
por fuego directo y dos tras el despiste de uno de mis hombres que no reconoció
a un perro occidental y dejo libre su paso. No podía ser de otra forma, pagó
con su vida.
La explanada delantera de la
posición repleta de cadáveres de nuestros hermanos. A cambio solo unos pocos
perros abatidos.
Fijar posiciones y defensa ante posible
contraataque. Nervios y máxima concentración.
¡ KIN ETHAN HUNT TE SOMOS FIELES!
Noche tranquila, ataque al
amanecer, nuestro grupo masacrado, solos en el talud, impasibles los oficiales
de nuestra columna. Posición defendida hasta la extenuación y nuevo traslado de
los supervivientes. La pesadilla solo había comenzado.
Nos insertan en una pequeña
población, desierta, posiblemente con sus pobladores escondidos en lo más
profundo. Nos envían a las minas del norte, en la cumbre.
Ya no hay transporte, somos
nosotros –de nuevo incorporados a la columna- ascendiendo penosamente con todos
los pertrechos. Subimos lentos, a merced de cualquier ataque, solo concentrados
en el siguiente paso, un paso más, solo uno más y luego el siguiente.
No puedo medir la distancia que
hemos subido, estamos en el cielo atravesando el infierno verde. Mi hombre más fuerte –Infante- jadea
extenuado, el Capitán avanza, puro coraje. Noa y yo seguimos al resto, por
inercia, sin resuello.
Malnacido mandos y comisarios, ¿dónde estáis
ahora? Kim Ethan Hunt ¿Cómo subirías tus carnes aquí?
Estamos arriba, no podemos
creerlo pero estamos arriba.
El oficial al mando –puro
occidental en la boca- nos envía de patrulla, nos emboscan, fuego rápido y más
bajas. Ahora estoy seguro, aquí nadie
sabe bien lo que hace. Toda la columna obedece ciegamente. No estamos tan
preparados como Kin nos vende en sus mensajes.
Llevamos transmisores portátiles,
nos llegan instrucciones en modernos mensajes de texto, indescifrables por el
enemigo que misteriosamente llega en oleadas a nuestra posición.
Asalto brutal a la mina, caen los
hermanos uno detrás del otro, los de la tropa, los jodidos hermanos de sangre con Chin-obi a la cabeza y, no pasan, los perros no pasan, la sangre baja hasta el
valle. Nos llegan instrucciones: Persigan y hostiguen al enemigo en su
retirada, pero la realidad se impone: solo un par de hermanos se mantienen en
pié.
Termino de escribir, pulso
tembloroso, no veo apenas, todo es verde en este maldito infierno a las puertas
del cielo, cebo con cuidado una de mis granadas thunder, la coloco en mi
chaleco. Cebo una segunda, honor a mis hermanos, honor a los últimos que hasta
aquí han llegado, gloria al Capitán John y a Noa e Infante, valientes hasta el
final.
Tiro la anilla al fondo de mi
bolsillo y coloco la thunder junto a mí, 10 segundo es todo lo que nos
queda. Gloria hermanos, despertad, Kim
nos miente, somos carne, y encima nos
promete una 5ª Ironman, ¡Pudreté Kim, nos vemos en el infierno!
Ahora todo es luz. . .y todavía
falta caminar hasta Morcin. . .debo estar en el cielo, sueño con una casa rural
y con mil manjares compartidos con los hermanos, con los perros e incluso con
Kim, que orgulloso de su jauría me obsequia con un par de preciosos Mechanix. .
.debo estar en el cielo. . .Jodido, Kim, jodido Kim Antoñin.”
6 comentarios:
<perfecto relato de un evento, en el que participaron hermanos de afición, de camaradas de juego, simplemente...¡¡¡excelente!!!
Magnifico relato
Espero asistir al proximo
Gran narración de lo acaecido durante nuestro paso por la Iron Man 4. Ya preparandonos para el año que viene......
Entretenido, mordaz, descriptivo. Muy buen relato, Georgius.
Un abrazo
Entretenido, modaz, descriptivo.
Muy buen relato, Georgius.
Un abrazo.
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